En un mundo principalmente urbano, que constantemente tiene que lidiar con problemas complejos como la generación de desechos, la escasez de agua, los desastres naturales, la contaminación del aire e incluso con la propagación de enfermedades, es imposible ignorar el impacto de las actividades humanas en el medio ambiente. El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y es urgente buscar formas de, al menos, desacelerar el proceso. Para ayudar efectivamente en esto, nuestros hábitos de producción, consumo y construcción tendrán que modificarse, o la degradación del medio ambiente y el cambio climático continuarán disminuyendo la calidad y la duración de nuestras vidas y de las generaciones futuras.
A pesar de que parecen intangibles y distantes, los diversos problemas de ineficiencia y desperdicio son mucho más cercanos de lo que podemos imaginar, y están presentes en los edificios que utilizamos a diario. Como arquitectos este problema se amplifica aún más, ya que nos ocupamos diariamente de las decisiones de diseño y la especificación de los materiales. En otras palabras, nuestras decisiones realmente tienen un impacto a nivel global. ¿Cómo podemos utilizar el 'efecto mariposa' en favor de un futuro saludable para nuestro mundo?
En los países industrializados, por ejemplo, los edificios representan el 40% del consumo total de energía, y la mayor parte es para proporcionar calefacción o refrigeración. Gran parte de esta energía se desperdicia debido a sistemas ineficientes o proyectos de construcción que no se adaptan bien a la orientación, el entorno o la realidad local. Las proyecciones demográficas muestran que, en 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, y se espera que las megaciudades se desarrollen y multipliquen, principalmente en África y Asia, lo que conducirá a fuertes transformaciones territoriales, nuevas formas de construcción, gestión de las expectativas de las ciudades y de los habitantes. Al mismo tiempo, las áreas urbanas ya consolidadas deberían centrarse en la planificación urbana y, principalmente, en reformas y revitalizaciones.
El gran desafío será garantizar que estos nuevos edificios y renovaciones, desde las casas más pequeñas hasta las instalaciones públicas y la infraestructura de gran escala, sean al mismo tiempo cómodas y seguras, reduciendo al máximo el impacto ambiental, utilizando menos energía y recursos, y generando menos contaminación y desechos. También es esencial garantizar el bienestar de sus ocupantes y cumplir con los requisitos térmicos, visuales, acústicos y ambientales. Como todos hemos escuchado y leído, 'actuar local, pero pensar global' es cada vez más esencial para que todos contribuyamos colectivamente. Como arquitectos, ¿cuáles serían los principales pilares para combatir estos problemas importantes que enfrenta la humanidad?
Principio 1: Ofrecer bienestar al usuario
Pasamos la mayor parte de nuestras vidas en interiores de edificios, y las condiciones de confort realmente influyen en nuestra salud y estado de ánimo cuando no son adecuadas. Es imposible concentrarse cuando hay una lámpara parpadeando o descansar al dormir con un ruido constante toda la noche. El concepto de comfort abarca un amplio programa que incluye todos los aspectos que contribuyen a la comodidad de la vida en edificios residenciales y terciarios. Por más básico que parezca, un espacio debe permitir que sus ocupantes puedan sentir, ver, oír y respirar sin mayores problemas. Para eso, es esencial que algunas condiciones de confort estén bien resueltas, lo que significa que las decisiones de diseño y materiales interfieren directamente.
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Sentir: Ni demasiado calor ni demasiado frío. Para que podamos funcionar cómodamente y realizar nuestras funciones, el entorno debe tener un buen confort térmico, sea cual sea la temperatura del exterior. Esto se determina por factores como la temperatura, la humedad y la ausencia de corrientes de aire. Conocer el comportamiento climático del lugar donde se emplaza la obra será fundamental para determinar el equilibrio entre ganancia solar (vidrio y aberturas), estanqueidad y ventilación, aislamiento e inercia térmica. Y, principalmente, entender si el edificio necesita evitar la pérdida o la ganancia de calor para mantener la eficiencia energética adecuada de sus sistemas de refrigeración o calefacción.
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Ver: El concepto de confort visual depende de nuestra capacidad para controlar los niveles de luz que nos rodean. El ojo humano se adapta permanentemente a los niveles de luz. Por lo tanto, muy poca y demasiada luz pueden causar molestias visuales, así como los cambios bruscos o los grandes contrastes pueden causar estrés y fatiga. La luz natural es la fuente de luz a la que nuestros ojos se adaptan naturalmente, por lo que casi siempre nos resulta más cómoda que la iluminación artificial. Ya hemos visto en algunos artículos que las luces artificiales pueden ser más o menos amables con nuestra salud, imitando niveles y temperaturas de luces más naturales, por ejemplo. Desde los colores de las paredes hasta las innovaciones tecnológicas en los productos más cotidianos pueden impactar positivamente los espacios.
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Escuchar: Investigaciones han demostrado que los entornos acústicos bien diseñados en oficinas o escuelas ayudan a mejorar la concentración y permiten una mejor comunicación. El confort acústico significa reducir los problemas de ruido interno y externo y lograr las condiciones acústicas apropiadas para cada espacio, a través de materiales que nos pueden aislar del ruido exterior y que presentan un equilibrio calculado entre las superficies absorbentes y reflectantes, reduciendo las reverberaciones internas.
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Respirar: la calidad del aire interior se refiere a la cantidad correcta de aire fresco suministrado en relación a la tasa de ocupación y el tipo de actividad. Históricamente, la buena calidad del aire se ha asociado con la ausencia de contaminantes que podrían afectar la salud de las personas. Sin embargo, hoy en día existen otros parámetros que aparecen en la evaluación de la calidad del aire interior, como la ausencia de malos olores, irritaciones sensoriales y congestión (dolor de cabeza y fatiga). Especificar productos correctos para crear una buena calidad del aire interior significa tener en cuenta los materiales que no emiten compuestos orgánicos volátiles (COV), como el formaldehído, especificando membranas, ventanas y puertas de alto rendimiento, proporcionando una estanqueidad superior e incluso productos que contribuyen al rendimiento de los sistemas de ventilación que hacen que el aire se recicle adecuadamente.
Principio 2: Convertirse en un actor respetuoso con el medio ambiente
Ten en cuenta que todas las decisiones que involucran un proyecto, ya sean de implementación, dimensiones, orientación, instalaciones y materiales, tienen total impacto en la huella ambiental de un edificio, no solo en su construcción sino a lo largo de su vida útil. Y estas especificaciones serán diferentes para cada tipo de edificio, clima, programa o presupuesto, incluyendo el costo ambiental del transporte de materiales. Es esencial garantizar que se lleve un mensaje coherente y creíble a los usuarios finales de los espacios, quiénes participarán en los futuros procesos de toma de decisiones en proyectos grandes y pequeños. No existen fórmulas mágicas o materiales inherentemente sostenible; existen buenas soluciones para ciertos lugares, momentos o realidades.
Principio 3: Aumentar la productividad profesional y constructiva
El sector de la construcción civil es considerado de baja tecnología y tiende a producir una enorme cantidad de desechos. Poco a poco, la tecnología ha comenzado a brindar un mayor control, precisión y automatización de los procesos repetitivos, con el objetivo de mejorar la productividad en los sitios de construcción.
El desarrollo de soluciones modulares y prefabricadas tiende a hacer que los edificios sean más rápidos e inteligentes. Esto también puede representar un aumento en la racionalidad y adaptabilidad durante la vida útil del edificio. Una casa, por ejemplo, puede ser ampliada o reducida fácilmente si se utilizan sistemas de construcción modulares y estandarizados, siguiendo la demanda del ciclo de vida de sus ocupantes. Además, el trabajo en el sitio de construcción comienza a ser más un ensamblaje que una construcción en sí misma. Esto es aún más importante en los países desarrollados, donde la prefabricación y la fabricación offsite son una respuesta eficaz frente a la escasez de mano de obra. Los controles de planificación, la percepción de las soluciones modulares o prefabricadas y la articulación de los beneficios para los desarrolladores, donde las ganancias no se reflejan necesariamente en los valores monetarios durante el proceso de licitación, son algunos de los desafíos que deben superarse para promover nuevas formas de construcción que aumenten la productividad. La adopción de nuevas tecnologías incorporadas en el edificio, como la domótica, por ejemplo, es algo importante a considerar.
La impresión 3D también está ganando espacio y será cada vez más importante para proyectos creativos o complejos con un costo ambiental reducido. BIM (Building Information Modeling) ya es un acrónimo común en el campo de la arquitectura. A través de los distintos software BIM, es posible crear digitalmente uno o más modelos virtuales precisos de una construcción, con un mayor control sobre los costos y la eficiencia energética de los materiales. Y esto representa un apoyo al proyecto a lo largo de sus fases, incluso después de su construcción o en su desmontaje y demolición.
Principio 4: Abrazar la automatización del diseño y la construcción
Unir los proyectos arquitectónicos virtuales a la realidad del sitio de construcción, aumentando la eficiencia y la precisión, reduciendo la aparición de errores, y ahorrando tiempo, dinero y recursos, es el objetivo principal de llevar más tecnología a un campo tan resistente a los cambios radicales.
Por ejemplo, mientras la Realidad Virtual crea un entorno totalmente nuevo e independiente del mundo real, la Realidad Aumentada incluye elementos virtuales que interactúan con lo que ya existe. Los términos y tecnologías como Big Data, robots y drones, domótica y los procesos de diseño repetitivo se integrarán en nuestra vida cotidiana, mejorando los procesos y la calidad de los proyectos y la construcción. La llamada "Industria 4.0" es más que sólo la incorporación de tecnologías. Sensores de comunicación, IIoT (Internet industrial de las cosas), datos inteligentes. Todo esto debería hacer que los procesos de producción sean más inteligentes y ágiles, con máquinas que constantemente comunican e intercambian información en tiempo real, incluso aprendiendo durante los procesos.
Esto nos obliga a reconsiderar la forma en que trabajamos y la forma en que organizamos el trabajo; mudarnos y aprender sobre la metodología BIM puede ser el mejor primer paso. Sus beneficios incluyen la utilización de menos recursos, la reducción de los costos y una mejor calidad del producto final. Mejor aún, los fabricantes ahora pueden aprovechar sus datos para cumplir con las expectativas del cliente y adaptarse para satisfacer sus necesidades en tiempo real.
El equilibrio y el sentido común en los actos y decisiones parecen ser la forma más adecuada de enfrentar las grandes inestabilidades y cambios que impone el mundo. Y, como andar en bicicleta, es más fácil mantener el equilibrio cuando estás en movimiento. Esto significa estar atento y comprender cómo cambian a cada minuto la profesión, la industria y todas las tecnologías involucradas. Naturalmente, la identificación y la combinación ideal de factores para lograr el confort integral del ser humano (sentir, ver, oír, respirar) ya nos ubica en la dirección correcta para ayudar a combatir los grandes desafíos de las próximas décadas. Si todos los arquitectos fueran conscientes de esta oportunidad, adoptando las herramientas que ofrecen las nuevas tecnologías, la suma de todos los esfuerzos individuales podría tener un impacto genuino a nivel mundial. Vamos por ello.